lunes, 22 de abril de 2013

Día 94: Últimos recuerdos

Último día en la Habana y último día de este mi viaje. Para hacer justicia a la isla, hoy iba a ser un día muy tranquilo, al estilo cubano. 

Dejé a las chicas preparando la cena de Noche Vieja y me fui al centro a pasear y comprar unos recuerdos para la familia, que en estos dos meses no había comprado casi de nada y alguno que otro me iba a llamar tacaño nada más llegar al aeropuerto. Me fui a una feria de artesanía y en meda hora lo tenía todo comprao: unos cuadros, maracas y una caja sorpresa. 

Curiosidad/anécdota: hacía un calorazo de cojones y me metí en una tienda a comprarme un helado, en eso que pedía y no pedía, se me acerca un muchacha embarazada y me pide ayuda para comprar leche en polvo para el niño. En principio le deje que si, pero el tipo no tenía. Sin darse por vencida me dice: ' cómprame un poco de carne de pollo, que no tengo para comer', nos vamos a la parte de la carnicería y va la tía y pide: 'Me pones 14 kg de pollo, por favor'. ¡14 kg de pollo!, salí de allí antes de que le diera tiempo a terminar la frase. ¡Que cara más dura!

Todavía había tiempo para disfrutar un poco así que al centro:

Palacio de los gobernadores
Me encanta, hasta se ve el toisón
Colonial al 100%
Andaba perdido y me topo con esto
La parte turística...
Por el centro 1
Por el centro 2
¿Que pinta esto aparcado enfrente del Capitolio?
Ya caía la tarde y tocaba volver, hacer la maleta y todo eso... todo esto huele a punto y final, y no me gusta. Llegué a la casa, terminé la maleta, me fui a la peluquería (con los pelos que llevaba no me iban a dejar entrar en España) y me 'sirvieron' la cena. 'Vamos a terminar bien', les dije, 'hoy, Langosta'. 

No había terminado de cenar cuando la señora Carmen ya me estaba buscando para 'ajustar cuentas'. Pagadas las deudas era hora de repartir la mercancía. Casi toda la ropa y demás que llevaba en la maleta pasó a mano de mis chicas y porque no tenía más. Ahhh, llevo todos estos día hablando de mis chichas y no las he presentado, aquí os dejo la foto, en el sitio de tantas buenas conversaciones, la cocina:

Mi pequeña familia cubana
Taxi espera en la puerta, lágrimas con tendencia a caer y muchos abrazos, una despedida de lo más sentimental. ¡Que cariño se le puede tomar a la buena gente en apenas cinco días!

23:00 hora cubana y sentado en un avión camino a la patria. Sentimientos encontrados.

Día 93: Día de playa, esta vez sí

Mi plan para este día era exactamente el mismo que el del día anterior, ir a la playa. Pero esta vez lo tenía que conseguir, no me podía ir a casa sin bañarme en el Caribe: 
  • Bañador ->OK
  • Toalla -> OK
  • Pesos cubanos/CUCs -> OK
  • Menudos para el bus

listo para un día de playa. Después de un buen desayuno, a la parada del primer bus. Los buses urbanos en la Habana son una especie de reto, poder subirse y una vez que estar arriba, poder respirar. El precio es de 1 menudo, imposible de pasar a euros de lo pequeño que es: 1 centavo de peso cubano (1 euro son 25 pesos cubanos). Baratísimo. Sobreviví a media hora de en el bus hasta el centro pero terminé con las manos llenas de grasa, en una de las curvas me vine a agarrar en la puerta para no caerme y estaba de pringue hasta  arriba.

Desde el centro a las playas del este hay uno de esos buses turísticos, que se pagan en CUCs. Por lo menos este bus es que cuesta lo mismo para cubanos y turistas, por primera vez desde que llegué. De camino me puse a hablar con una familia que iba como yo a la playa, abuelita cubana, mama cubana viviendo en Italia y un niño mitad cubano mitad italiano. Hablando y hablando, al final terminamos en el mismo sitio, comiendo juntos ( de hecho es que me invitaron a comer). Hablamos de todo lo que se supone que no se puede hablar en la isla, me lo pasé de lujo, lo tenía todo: sol, comida tradicional (tamales y empanada de guayaba) y buena compañía.

La Habana desde el Morro (el otro lado de la bahía)
El Caribe nº1: Parque Atlántico
Los azules del Caribe
La abuelita buscando a Vitorio
El viento se levanta, pero ni eso me estropeó el día
¡Que viene, que viene!, el tipo de los tamales
Aproveché hasta el último minuto y casi me quedo en tierra por eso, la cola para el último bus era de las grandes, por los pelos. Esperando estuve oyendo a una familia de argentinos a los que habían timado primero con el truco del 'festival de salsa' y luego con la 'fundación Che para nuevos médicos', jajajaja, ¡que bueno es no sentirse el pringao del grupo' :-)

Llegué fundido después del día de playa y la caminata de vuelta, así que directo a la cena, pescadito frito con frijoles y arroz, un lujo. Para terminar una de las mejores cosas del día, pasar tiempo con mis chicas en la cocina. Sólo queda un día para terminar mi viaje y empiezan las comeduras de coco...