Este es el tercer día en esta triple frontera y era el día de cruzar al Brasil, un cruce de frontera que venía temiendo desde hacía meses. Desde hace ya un tiempo a los españoles nos exigen muchas más cosas que al resto de los europeos aplicando la ley de reciprocidad.
La cosa funciona así: los policías de frontera de Barajas se ponen capullos con los brasileños que llegan a España y al resto de los españoles nos joden al entrar al Brasil, nos piden registro de la tarjeta de crédito, reserva de hotel, vuelo de vuelta y en algunos casos una invitación de entrada, todo muy práctico.
A las doce y media venía el bus y yo ya estaba en pie a las 9, así que hice la maleta y me fui a la piscina a aprovechar el día de calor tropical y relajarme un poco antes de llegar a la frontera, tenía un nerviosismo que no era normal, si no me dejaban entrar, no podía tomar el vuelo por la noche y todo lo planificado se iba al garete.
Bueno, era la hora, me monto en el bus con la maleta y le digo al conductor que me tiene que parar en la frontera para que me sellen. Si vas sólo a las cataratas no hace falta, pero yo tenía el vuelo. El policía de frontera mira el pasaporte y me pregunta: '¿Español? ¿sabe usted la nueva política de frontera?'. Le enseño el billete de avión, le pongo cara de pena y la cosa parece que funciona, me dice: 'Te dejo entrar por 3 horas' y yo: ¿Cómo? ¿Sólo 3 horas?. Al final me dice: 'Es broma'. y me sella el pasaporte. Ufff, que mal que lo pude pasar.
En 5 min estábamos en el parque y aquí casi que sobran las palabras, esto es increíble, esta maravilla me hizo emocionarme por segunda vez en 2 días. En esta parte de las cataratas no hay tren, un bus te lleva desde la entrada hasta el principio de las pasarelas, no es tan grande como el lado Argentino, pero las vistas son de lo mejor, no estás encima de la catarata, estás junto enfrente. Aquí pongo algunas fotos:
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2 días antes estaba paseando encima de esa catarata |
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Empieza la caminata por la selva |
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No tengo comentarios para esta vista |
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Ni para esta |
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ni para esta tampoco |
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La cara es entre agobiado por la cantidad de gente y la sensación de estar calado hasta los huesos |
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Una manera elegante de lucir la etiqueta del sombrero |
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Ascensor hasta el restaurante, justo en el borde de la catarata |
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No se ve en la foto, pero terminé poniéndome el bañador |
Después de un gran día en plena naturaleza, sólo quedaba ir al aeropuerto y esperar el vuelo. Esta visita me sorprendió más de lo esperado y lo pongo en mi lista, aquí vuelvo seguro :-)
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