Se supone que en este día todo el mundo debe estar en familia, pero en este año mi familia estaba a unos cuantos miles de kilómetros de distancia y yo no tenía ningún plan para la noche, lo único que sabía es que tenía un vuelo temprano de vuelta a Lima.
Como va siendo ya una norma el vuelo era tempranito, así que sin tiempo para desayunar salí andando para el aeropuerto, nada de taxi o bus. Llegué a tiempo, pero por los pelos, la verdad es que ese avión no me hubiera importado mucho perderlo, la gente de la ONG era increíble y Cuzco, una ciudad para volver.
Una horita y un poco y otra vez estaba en la ciudad 'sin ley'. Sólo iba a ser un día y no tenía ganas de gastar mucho, así que me puse la manta a la cabeza y me monté en un bus hasta el hostal justo lo que nadie recomienda por lo peligroso del camino, pero salió todo a perfecto, aunque pagué un billete por mi y otro por la maleta.
Ya he dicho que no tenía planes para esta noche tan especial y el destino no me iba a dejar solito comiendo en un McDonalds. Abro la puerta del hostal y BINGO, cena especial de nochebuena para los residentes. Pagué la cena antes que la habitación :-)
Una ducha y directo a vivir la navidad, o mejor dicho, a vivir el consumismo puro y duro del 24 de Diciembre, comprar por comprar, todas las tiendas hasta la bandera, unas colas de media hora para pagar, gente protestando, lo típico. Yo me compré una camiseta, unos souvenirs para llevar a la familia y claro, llamé a casa para felicitar la navidad, que con el la diferencia horaria estaban ya de celebraciones.
Cuando me vine a dar cuenta ya eran las 7 de la tarde y estaba en el otro lado de la ciudad y sin saber muy bien el numero de bus que tenía que pillar, menos mal que incluso en nochebuena los ayudantes de los paraderos están de servicio, ufff.
De vuelta al hostal y dispuesto a disfrutar de una cena de nochebuena diferente. Primer error del día: la cena en mi casa empieza a las 9, aquí en Lima, a las 12. Tenía un "poquito" de hambre... Tomamos cerveza, fuimos de paseo por el barrio a escuchar la mascletá y ver los fuegos artificiales, charlamos, charlamos, pero ni unas patatitas fritas hasta las 12. Tenía un "poquito" de hambre... En la mesa estábamos: una pareja de franceses en su año sabático, un chico australiano que estaba aprendiendo español, un viejete Canadiense que estaba de vacaciones de placer, un chico alemán que se iba a la selva de voluntario, la gente del hostal y el menda. Nada parecido a una Nochebuena tradicional.
Llegaron las 12 y ¡por fin!, camarones, pollo, carne a al horno, ensalada de papas. Probablemente estaba buenísimo, pero con el hambre que tenía...cualquier cosa hubiera funcionado.
Como va siendo ya una norma el vuelo era tempranito, así que sin tiempo para desayunar salí andando para el aeropuerto, nada de taxi o bus. Llegué a tiempo, pero por los pelos, la verdad es que ese avión no me hubiera importado mucho perderlo, la gente de la ONG era increíble y Cuzco, una ciudad para volver.
Una horita y un poco y otra vez estaba en la ciudad 'sin ley'. Sólo iba a ser un día y no tenía ganas de gastar mucho, así que me puse la manta a la cabeza y me monté en un bus hasta el hostal justo lo que nadie recomienda por lo peligroso del camino, pero salió todo a perfecto, aunque pagué un billete por mi y otro por la maleta.
Ya he dicho que no tenía planes para esta noche tan especial y el destino no me iba a dejar solito comiendo en un McDonalds. Abro la puerta del hostal y BINGO, cena especial de nochebuena para los residentes. Pagué la cena antes que la habitación :-)
Una ducha y directo a vivir la navidad, o mejor dicho, a vivir el consumismo puro y duro del 24 de Diciembre, comprar por comprar, todas las tiendas hasta la bandera, unas colas de media hora para pagar, gente protestando, lo típico. Yo me compré una camiseta, unos souvenirs para llevar a la familia y claro, llamé a casa para felicitar la navidad, que con el la diferencia horaria estaban ya de celebraciones.
Cuando me vine a dar cuenta ya eran las 7 de la tarde y estaba en el otro lado de la ciudad y sin saber muy bien el numero de bus que tenía que pillar, menos mal que incluso en nochebuena los ayudantes de los paraderos están de servicio, ufff.
De vuelta al hostal y dispuesto a disfrutar de una cena de nochebuena diferente. Primer error del día: la cena en mi casa empieza a las 9, aquí en Lima, a las 12. Tenía un "poquito" de hambre... Tomamos cerveza, fuimos de paseo por el barrio a escuchar la mascletá y ver los fuegos artificiales, charlamos, charlamos, pero ni unas patatitas fritas hasta las 12. Tenía un "poquito" de hambre... En la mesa estábamos: una pareja de franceses en su año sabático, un chico australiano que estaba aprendiendo español, un viejete Canadiense que estaba de vacaciones de placer, un chico alemán que se iba a la selva de voluntario, la gente del hostal y el menda. Nada parecido a una Nochebuena tradicional.
Llegaron las 12 y ¡por fin!, camarones, pollo, carne a al horno, ensalada de papas. Probablemente estaba buenísimo, pero con el hambre que tenía...cualquier cosa hubiera funcionado.
La única foto del día, Cena de Nochebuena |
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