domingo, 23 de diciembre de 2012

Día 66: Caminito a la costa

Este día tocaba mudanza una vez más, me iba a la costa, a Valparaiso y Viña del Mar, pero antes de nada había que ir a la estación a comprar los billetes, con un bus cada 10 minutos no tendría que haber problemas. 

La estación de tren según me dijeron en el hostal estaba muy cerca de la universidad de Chile, miré en el mapa y pillaba muy céntrica, cerca de la Casa de la Moneda así que me fui andando y así aprovechaba para tomar la postal del edificio, sin andamios ni carpas por en medio.

Esta era la postal que buscaba, centradita y sin nada en medio
Con la foto ya hecha sólo quedaba ir a la estación de bus y aquí es donde metí la pata, en Santiago hay más universidades que personas (Universidad de Chile, de Santiago, Católica, Tecnológica...) y miré la que no era, la estación estaba como a 5 Km del centro en la misma avenida, así que continué andando, andando....

Después de la caminata, vuelta al hostal en metro para recoger la mochila y casi 2 horas y media de bus hasta llegar a Valparaiso. Al llegar, lo de siempre, registro en el hostal y vuelta exploratoria por los cerros.

Uno de los cerros patrimonio de la Humanidad, mucho color
y mucho más color a cada paso
arte y cultura se respiran en cada escalón
La visita no fue muy larga, en seguida se hizo de noche, pero vi cosas muy curiosos que al día siguiente quería re-visitar. En una de las calles, en cada 20 metros un verso de un poema de García Lorca en un azulejo en la pared, cuando llegas a la parte baja de la calle, tienes el poema completo. Un puntazo.

Ya de vuelta al hotel, me puse a hablar con el dueño, un tipo muy, pero que muy curioso, se parecía muchiiiisimo a mi primo Ginés, me encantó las cosas que decía y la manera de decirlas.

Para cenar, comida callejera: Choripan y Anticuchos. Traducción: pan con chorizo y pinchitos morunos. ¡Hasta mañana!


Día 65: Buenas vistas y una bebida de los más extraña

El segundo día en Santiago iba a ser totalmente de visita, aunque la noche anterior estuve de jarana por la mañana estaba fresco como una rosa. 

La primera parada del día iba a ser la casa de Pablo Neruda, en la subida al cerro que había enfrente del hostal. Dentro de la casa museo no se permiten fotos así que os cuento, Neruda diseño sus casas como si fueran barcos, de madera, con techos bajos, escaleras de caracol, ojos de buey, etc. en cada habitación puso un bar y un montón de baratijas-recuerdos de sus viajes. 

Ahhh, una curiosidad, en la sala de leer un cuadro de una mujer horrible, la explicación que daba Neruda es que era la única manera de obligarse a leer, cada vez que levantaba la mirada la veía, y volvía al libro. Una muy buena técnica, por cierto. 

Única foto que tengo del museo, una pena
Después de la visita seguí andando hasta la cima del cerro para ver la panorámica de la ciudad.

La niebla no deja ver los Andes, pero allí están
Al llegar a la cima todo el mundo se toma la bebida típica, 'Mote con Huesillos'. El experimento consiste en copos de mote (cebada) con almíbar, melocotón en almíbar (huesillos) y para darle color caramelo. Unas 2000 calorías en un sol vaso. 
Sobredosis de azúcar garantizada, no lo intenten hacer en sus casas
Después de endulzarme el día y el resto del año, me fui otra vez al centro, al cerro más pequeño y de vuelta a la plaza de Armas para un festival de folclore popular con motivo del 'teletón'

Todo el mundo bailando y disfrutando del concierto
Este cerro es más chiquito, pero el jardín es un oasis en medio del caos
Ya no podía más así que de vuelta al hostal, eso sí, antes me pasé por el centro cultural, en una de las pareces este ejercicio: una pizarra, una tiza y el principio de una frase. ¿que hubierais puesto vosotros?

Yo pondría viajar, pero claro en la situación en la que estoy, eso sería abusar

jueves, 20 de diciembre de 2012

Día 64: Primer día en Santiago (de Chile)

Ya dije en la entrada anterior que esa primera noche en suelo americano no nos dejaron dormir, y lo digo bien, porque no yo ni ninguno de los otros 6 de la habitación pudo cerrar el ojo. Pero bueno, era mi primer día en una nueva ciudad y había que empezar a explorar. 

A las 11 empecé con la visita y lo primero que iba a visitar era lo único de lo que yo había oído hablar de Santiago, la casa de gobierno, La Moneda. Bombardeos de Pinochet, el misterio de la muerte del presidente Allende, una clase de historia contemporánea. 

Caminando por la Alameda, la avenida principal de Santiago entré en el museo colonial. Si vais a Santiago no os molestéis, poca cosa interesante, un montón de arte religioso de la orden franciscana y el premio nobel de Gabriela Mistral. 

Claustro del convento de San Francisco
Al llegar a 'La Moneda', sorpresa, ceremonia de izado de la bandera nacional con presencia de uno de los ministros del gobierno. El tipo estaba presentando un tele-maratón para recaudar dinero para los niños sin recursos. Para dar ejemplo, cuando terminó el discurso, cogió la silla de ruedas de uno de los niños y se puso a pasearlo por la plaza mientras daba la mano a los que estábamos allí, populismo 100%, así es la política en este continente.

Aquí el ministro haciendo como que ayuda a la comunidad,
los políticos son de la misma calaña en todas partes
'La Moneda', reconozco que me esperaba otra cosa 
Los que hayan visto 'Españoles por el Mundo' en Chile no se vana sorprender del siguiente destino, pero es que cuando vas a la oficina de turismo y les dices que eres español es donde te mandan, muy simpáticos te dicen: ' todos los Españoles quieren esa foto', así que allí me fui.

No es el edificio, que es la central de loterías,  es el nombre:
'La Polla Chilena de Beneficiencia'. 
Entre el nombre que tiene la lotería y que los chilenos utilizan el verbo 'correr' para decir que juegan a la lotería, es todo como de chiste. Muy cerca de allí está la plaza principal de la ciudad, donde todo el mundo va a reunirse, jugar cartas, cantar, donde actúan los artistas callejeros...

Plaza de Armas: catedral, museo nacional... todo lo importante
Era suficiente paseo para el primer día así que me fui al hostal. Allí conocí a una de las parejas con las que compartía habitación, Dave y Katie, empezamos a hablar de su viaje, de mi viaje, del concierto de la noche anterior. Muy buena gente.

La cena en el hostal estaba incluida todos los días menos los Viernes que hay BBQ y este día era Viernes. Me animaron tanto todos que al final terminé apuntándome, todo muy internacional. Comida, bebida y luego salida a mover un poco el cuerpo. Llegué a las 4, esa noche no me molestó nada para dormir como un angelito :-)
Cocina chilena para empezar la noche, ¡ummm, rico, rico!

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Día 63: Mi cambio de decena ya llegó

Este fue el día de mi cambio de decena, de dejar se ser un veinteañero y esta vez había que hacer algo especial que recordara el resto de mi vida. Estaba en la isla más alejada de la tierra y todavía no había visitado el volcán, así que empecé por eso.

Me levanté a las 6 y me fui en bici a la ladera del volcán, desde allí andando hasta la cima a la luz de la luna. Al llegar allí el día empezada a amanecer y yo estaba allí solito disfrutando del espectáculo. Buena manera de empezar el día. 

Amanecer en Orongo
Recientito cumplidos los 30
Luego vuelta al pueblo, dejar la bici y preparar la fiesta de cumpleaños: velas y tarta. De ahí corriendo donde había quedado con los amiguetes para celebrar, menudo fiestón...:-)


De allí corriendo una vez más al hostal para preparar la maleta y salir al aeropuerto. Todo estaba saliendo perfecto hasta ese momento, pero eso cambió de repente. Al llegar al hotel me avisan del retraso del vuelo, 4 horas nada más y nada menos, así que si todo iba bien iba a llegar a Santiago no antes de la 1 de la mañana, una hora perfecta para llegar al centro y buscar el hostal.

Eramos tres los que estábamos en el hostal y viajábamos en el mismo vuelo, yo me fui con un o de ellos a comer, cortesía de la compañía LAN y a dar una vuelta una vez más por Anga Roa. A eso de las 6 de la tarde por fin llegó el avión y pusimos rumbo al continente.

No me había alegrado nunca tanto de ver aterrizar un avión
Creo que fueron 4 hora de avión y estábamos en Santiago. Por suerte para todos el servicio de transporte del aeropuerto funcionaba hasta el último vuelo por lo que el problema del taxi estaba solucionado. Llegué al hostal a eso de las 2 y media de la mañana, después de más de media hora buscando la calle, el tipo no tenía GPS y se puso a buscar la calle en las páginas amarillas, las de papel.

La última cosita que remató el día fue que el tipo Bralileño que dormía en la habitación, menudo concierto de ronquidos, si dormí una hora fue todo lo de Dios.

Resumen del día de cumpleaños: madrugón + amanecer en la cima de un volcán + fiesta con convidados de piedra + retraso en el vuelo + concierto nasal en do menor... todo un cúmulo de experiencias.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Día 62: El tour de Pascua

El día de la visita estaba aquí, el objetivo era contar el número total de Moais de la isla. :-)

Primer chasco del día, no pude alquilar una moto, necesitaba en carnet A, así que tocaba pedalear otra vez más, seguro que no iba a ser para tanto...

Siguiendo la ruta arcada en el parque, la primera parada era la playa de Anakena, una de las playas más bonitas del mundo, arena blanca, cocoteros, agua cristalina y un grupito de Moais acompañando la estampa. Claro que para llegar había que atravesar la isla, yo creo que sería por el cansancio acumulado, pero me tuve que bajar de la bici 3 veces antes de llegar, mis pernas no daban para mucho más y eso era sólo el principio. 
¡Menudo baño que me pegué!, estaba casi solo
 Después del baño ya me encontraba mucho mejor para continuar a ruta, una ruta en la que siempre parecía que me estaban mirando.
El ombligo del mundo según los rapa-nui, una piedra magnética que hace girar las brújulas
Me tumbé a descansar y me sentía un poco observado :-)
Me recordaban a alguien... ¿alguna apuesta?
De verdad que me siento observado
Menudo perfil que tiene este amigo.
Por el camino conocí a una chica italiana que estaba haciendo lo mismo que yo en bici y seguimos juntos hasta llegar de vuelta al pueblo. Cuando un va en bici en solitario se puede parar y bajar de la bici cuando quiere, pero cuando una chica va a tu vera hay que hacerse el fuerte. Casi me quedo sin piernas, menudo dolor con el que llegué, sin contar de que me volví a quemar los brazos, eso de que el protector resiste el sudor es una pura falacia.

Con este panorama llegué al hostal, con las piernas doloridas, el culo con forma de asiento de bici, cara y brazos atomataos, etc. Cené, me acosté embadurnado en After Sun y hasta el día siguiente. 

Yo conté más de 100, pero según los lugareños hay más de 2000, pero nadie sabe el número exacto.

Día 61: Mi primer encuentro con los Moais

Llegó el momento, después de 2 meses de viaje llega la hora de dejar aparcado el Inglés y empezar a hablar la lengua de Cervantes (o algo parecido). Mi desembarco en hispano-américa iba a ser en un sitio muy especial, en el sitio más aislado sobre la faz de la tierra, a 4000 km del continente y a unos 2000 km de la siguiente isla habitada. 
Conexión Rapa-Nui
 En este vuelo no dormí casi nada, estaba muy emocionado por ir a un sitio tan especial y misterioso. A la llegada una grata sorpresa, un hombre con mi nombre escrito me esperaba para llevarme al hostal, y yo sin saber que eso venía incluido en el precio. Me estuvo esperando más de una hora, una hora porque los rapa nui que venían en el avión llevaban de todo lo que se puede llevar en un avión y algo más, llevaban hasta fusiles de pesca submarina y cosas ceremoniales hechas con madera, todo prohibido por las leyes chilenas, pero claro, a ellos no les dicen nada de nada.

Tenía muchas ganas de empezar a descubrir la isla, así que nada más registrarme en el hotel me fui a investigar el pueblo, a ver si encontraba la oficina de turismo, veía el precio del alquiler de bicis y con suerte me tropezada con una de esas figuras cabezudas. Pues mira tu por donde, en poco más de una hora ya lo había visto todo, es lo bueno de vivir en una isla pequeña.

Primer avistamiento de Moai, en el puerto de pescadores
En ningún ejercito del mundo los soldados están así de firmes
Éste tenía ojos, daba miedito mirarlo de frente
Os he dicho que no dormí nada de nada, así que con el objetivo cumplido me fui a pegarme mi merecida siesta después de comer. 

Ya por la noche espectáculo a lo Mayumana gratis para el pueblo, siendo gratis, allí estaba yo. 


Sólo quedaba una buena conversación a la llegada al hostal para coronar el día como terminado.

Día 60: ¡Qué buena gente!

Este iba a ser mi último día en este paraíso polinésico y o quería irme sin bañarme al otro lado de a laguna, donde se me apareció el tiburón el primer día, así que después de desayunar les pedí el kayak otra vez u me fui remando hasta allí cargado con gafas, tubo, etc. 

Como se puede ver en la foto, el día no estaba del todo mal, llegué en un plis-plas otra vez a la misma posición, amarré el kayak a un coral y me puse las gafas, pero lo que no tiene que ser no es y de repente se lió una tormenta de las que dan miedo, viento, oleaje, lluvia y yo allí en medio. Si os digo que me costó sangre llegar a la orilla sin volcar no os lo vais a creer, pero de apretar con los pies haciendo fuerza para mantener el equilibrio, llegué con los dos llenos de arañazos.    

El día se presentaba así, no tenía pinta de 'la tormenta perfecta'
En la orilla me esperaba el dueño del hotel para echarme una mano, ¡qué buena gente!. Después de una ducha y de hacer la maleta iba a tomar el taxi para el puerto, pero una vez más esta gente me sorprendió: 'Alberto, mejor que comas aquí con nosotros y luego te llevamos', no me cansaré de decirlo, ¡qué buena gente!

El ferry rápido de Moorea a Papeete tarda sólo media hora, eran las 2 de la tarde y el vuelo salía a media noche, así que podía aprovechar para conocer la capital. Llegué, cogí el bus al aeropuerto, dejé la maleta y volví al pueblo a dar un paseo.

Umm, nada comparado con los puebleitos pequeños, muy sucio, con edificios que parece que se te van a caer encima y nada que te lame la atención, por lo menos para mí. Bueno, te llaman la atención las cucarachas y las ratas que hay en la calle, eso sí. Si lo llego a saber, me quedo unas horitas más con mi familia adoptiva. :-)

Según ellos Hawaii, Pascua y Tahití comparten cultura,
un ejemplo es este 'Moai bicéfalo'
Un barco ruso atracado en el puerto estaba abierto al público gratis,
siendo gratis, ahí me metí
'Atardecer en Papeete' o 'hombre cagando mirando al mar'
Resumen de estos tres días: si vuelvo a la polinesia me gustaría repetir en el mismo sitio y con la misma gente.

Día 59: De paseo con la familia

Un día más amaneciendo en el paraíso con otra vez con ganas de hacer cosas, hoy quería subir a la montaña y ver toda la isla desde el punto más alto. A la hora del desayuno se lo comenté a los dueños del hostal y sin pensárselo ni un solo minuto me dijeron: 'OK, nos vamos contigo'. Yo seguí desayunando como si nada la bandeja de fruta fresca y los churros que me habían traído del otro lado de la isla, pensaba que lo habían dicho en broma. 

Cuando terminé todos estaban preparados: Tama, Marie, Tahiti (la niña pequeña) y los vecinos, toda una expedición para acompañarme en la caminata. Todo era como en familia, me di cuenta entonces que mi francés tenía que mejorar mucho, de no hablar nada se me ha olvidado lo poquito que sabía.

El centro de la isla, a esos picos tan escarpados no se puede legar, una pena
La llegada al cocotero, el fin de nuestro viaje por la selva
Las 2 bahías de la isla, donde se dice que puso el ancla el capitán Cook 
Aquí está la pequeña Tahiti, no dejaba que me perdiera en ningún momento
Después de llegar al hotel, una vez más compartieron su comida conmigo, de lo que ellos tenían hicieron 4 partes. No me podía sentir mejor, de las mejores personas que yo he conocido en el viaje, no sólo por que compartieran todo, sino porque me tenían como un rey, se preocupaban de que no me aburriera y que sacara lo máximo de la isla.

Esa tarde sí que la tuve de relax, al fresquito debajo de un cocotero haciendo cosas que tenía pendientes con el blog, que el retraso acumulado estaba siendo ya de muchos, muchos días.

martes, 11 de diciembre de 2012

Día 58: Duatlón en Morea

Con el día de dormir que tuve el día anterior estaba arriba a eso de las 7 de la mañana con unas ganas de hacer cosas... Lo primero un buen desayuno preparado en casa: mango, piña, plátano, zumo de naranja con vainilla, etc. todo ello del huerto del hotel y preparado por Marie, la dueña y señora de la casa y una bellísima persona. 

Con las pilas cargadas cogí el kayak de mar y me fui a la laguna a ver el coral y bañarme en las aguas templadas del pacífico. En el baño del día anterior no pude pasar más de 50 metros de la orilla porque los corales estaban por todas partes y no quería pisarlos, este día con el kayak pude llegar hasta el borde de la laguna, si lo buscáis en google maps vais a ver que no fue un trabajo fácil con los bracitos que tengo yo.  

Tomado el so en medio de la laguna, la isla es de ensueño
¿y qué me decís del color de este mar?
Aquí es donde me iba a bañar, pero...
Si, me iba a bañar en esta zona, con estas vistas de la isla y rodeado de corales y peces de colores, pero cuando me iba a lanzar al agua algo pasó, un tiburón del tamaño del kayak que estaba reposando en el fondo de arena se dio cuenta que estaba allí y le salió nadando tranquilo por al lado mio. El susto fue de campeonato, no tuve tiempo de sacar la cámara, respirar y evitar caerme al mismo tiempo. Intenté perseguirlo para hacerle una foto, pero fue imposible.

Me mudé a otra parte de la laguna y apareció una raya y un tiburoncito, muchos diréis que fui un tonto por no meterme en el agua, pero me daba miedito estar yo solo en medio de la laguna con todos esos 'peligros' rodeándome. Otras fotos:

La casa que se ve al fondo es mi habitación de hotel
No tengo cámara sumergible, pero incluso desde arriba se veía este espectáculo
Cuando volví al hotel tenía ganas de hacer muchas cosas, me encontraba muy bien, así que otra vez con la bici me puse a pedalear en dirección contraria al día anterior. Mi objetivo era sólo ver el sur de la isla, pero terminé dándole la vuelta, unos 60Km, pero mereció la pena. La isla es preciosa, la gente amable y las vistas espectaculares.
Un lleno de sin plomo y una piña, por favor
Aquí es donde veranean los ricos, ¡quién se lo pudiera permitir!
Aquí nos bañamos la gente con presupuesto bajo, tampoco está nada mal
Si digo que me achicharré aunque me eché crema cada media hora no sorprenderá a nadie, pero aquí tienen un aceite especial que en unas horas te deja como nuevo, que pena que no lo importen. Al llegar a hotel los dueños me invitaron a cenar, hospitalidad de polinesia y ventajas de ser el único huésped  Esto fue todo por este día, el paraíso está en polinesia creo yo.

Día 57: El día de la marmota

Lo de cruzar la línea del día es una sensación un poco extraña, el avión salió a las 6 de la tarde de Auckland y aterrizamos a las 00:30 del mismo día en Papeete. Yo había mirado mal los papeles y me pensaba que era a las 12 del medio día, así que tuve que esperar unas cuantas horas en el aeropuerto a que empezaran a funcionar los buses y el ferry. 

Sea a la hora que sea, en Polinesia Francesa te reciben con música y bailecito típico, ahhh, una cosa, como esta parte del mundo es territorio francés no hace falta ni siquiera el pasaporte y no hay límite de estancia, un buen sitio pare venirse a vivir: 


Después de 4 horas interminables dando cabezazos en un banco del aeropuerto era hora de ir al centro en bus, sacar dinero y montarme en el ferry a la isla de Moorea donde estaba mi hotel. Del trayecto en barco no me acuerdo de nada, me dormí como un bebé.

Cuando llegué a puerto el chófer de uno de los buses 'Le Truck' no me quería llevar al hotel, se lo tuvo que pensar 3 veces antes de dejarme subir, de hecho, a mitad de camino, me paró y me subió en la camioneta de su cuñao para que me llevara al hotel, ¡esto es polinesia!.

Las vistas de la isla son impresionantes, parece la isla de 'Lost', pero yo tenía mucho, mucho sueño y 2 días más para disfrutar, así que en cuanto llegué al hotel me puse a dormir.

Ya por la tarde y con la bici me fui a dar una vuelta:   
Vistas desde el hotel
La iglesia del pueblo, arquitectura polinésica 100%
Después un baño en la laguna y ora vez a dormir, tenía mucho sueño y cansancio acumulado, lo de estar cerca de los 30 estaba pasando factura. En resumen, la vida me dio la oportunidad de vivir un día dos veces y yo me pasé durmiendo la mayoría del tiempo. :-(

Día 56: Visita exprés a Auckland

Como dice el título de esta entrada la visita a la capital económica del país tenía que ser de lo más rápido, ese mismo día tenía el vuelo a Papeete. En la oficina de turismo me dieron un mapita con una recorrido marcado de unas 3 horas por lo más pintoresco de la ciudad, otro vez tocaba andar un rato.

- Todo empezaba en el puerto deportivo de Auckland, donde tiene la sede el equipo de la copa américa de vela y del resto de competiciones menores, los F1 de la vela como se suele decir: 

Es la primera vez que veo un barco de competición,
mucho más grandes de lo que me esperaba
- Después tocaba subir por la colina hacia la parte alta de la ciudad, al campus de la universidad y sus jardines y el museo nacional:

Uno de los edificios de la universidad, no me acuerdo la facultad ,
pero supongo que era de ciencias ambientales
Pasar por aquí fue curioso, como estar en medio de la selva, mas o menos
Cuando llegué a la puerta del museo me di cuenta de la hora que era,
así que lo deje para la próxima visita
De vuelta al hostal para recoger mi maleta pasé por delante de esto, en ese momento me di cuenta que la navidad estaba cerca, con eso de ir todo el día en manga corta y en zapatillas uno no identifica que aquí la Navidad es en verano.
Papa Noel vestido de invierno en pleno verano austral,
deberían hacer una versión en pantalón corto y camiseta, se va a asfixiar
En el avión de camino a Polinesia los kiwis nos despidieron con un una sonrisa, con un toque de humos que sólo en un país como este puede ser posible, me encantó, así se toman los aviones con muchas más ganas.