No me podía ir de China sin visitar la muralla, así que lo dicho en la capítulo anterior, a las 06:00 ya estaba yo listo, con un frío que cortaba el aliento, en la puerta del hostal.
El desayuno estaba incluido así que cuando la furgoneta llegó, me metí dentro y nuestra guía me dio el desayuno mientras recogíamos a otra gente en otros hostales, hamburguesa de McDonnals y café americano sin azúcar, lo que a mi me gusta desayunar todos los días. Fuimos a la parte más alejada, Jinshanling, así que nos tragamos 3 horas de coche, pero evitamos a los demás turistas, estábamos prácticamente solos.
En este viaje en la furgoneta estábamos una pareja de ingleses, una chica de NYC y un hombre de Chicago. La visita la hice casi todo el tiempo con Teresa, la chica americana, yo le hice de fotógrafo y ella hizo mis fotos, por eso me vais a ver en unas cuantas.
Al llegar allí el bus te deja en una explanada llena de tiendas de artesanía y la guía te da dos opciones: telesilla o caminito empinado. Casi todos optamos por la segunda. Cuando empiezas a andar un grupo de gente del lugar con mochilas empieza a caminar a tu lado y así siguen todo el camino. Yo al principio tuve suerte y nadie se me enganchó, pero al llegar a la segunda torre una señora de más de 70 de la región de Mongolia se pone a andar a mi vera, a explicarme todo, a guardar que no me caiga, etc.
Cuando ya llevaba 2 torres siguiéndome me dio una pena enorme, me imaginaba a mis abuelas aquí todos los días siguiendo turistas así que la paré y le dije: 'Señora mía, no voy a comprarle ningún recuerdo, por favor, si se queda aquí sentada le doy 50' y me dice: '¿pero no quieres nada a cambio?', y sólo me salió esto: 'sólo quiero que se queda aquí sentada'. Sin el cargo de conciencia que llevaba encima, todo el resto de la visita fue mucho mejor.
Llegada después de la caminata |
Panorámica de lo que estaba por venir |
Para que se vea que estábamos casi solo |
El camino recorrido, nos tiramos unas cuantas horas |
En esta con el sombrerito que me compré en Camboya. Lo importante es el paisaje, yo salgo para que veáis que sigo vivo |
Algunas de las cuestas eran de aúpa, con razón que muriera tanta gente cargando ladrillos de arriba a abajo y vuelta a empezar, por días y días y casi sin comida |
Otro paisaje |
y el último para cerrar el día |
Sin apenas hacer la digestión otra vez de vuelta a Pekín, esta vez casi cuatro horas de coche por la lluvia y los atascos. Entre que estaba muy cansado, pero mucho, y que llovía y hacía frío salí del hostal a comprar algo a un supermercado y derecho a la cama otra vez, a reponer fuerzas para el último día en China.
Me parece espectacular lo de la muralla, tiene que ser un pasada estar ahí.
ResponderEliminarMuchos besos
No ae puede decir impresionante, por lo que se ve es más, creo que no lo disfrutaré como tú
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