jueves, 22 de noviembre de 2012

Día 39: Isla de Lantau

Este día iba a ser el único día completo que iba a pasar en Hong Kong y quería hacer muchas cosas así que tempranito salí del hotel y me fui en metro a la isla de Lantau, la isla más grande del 'país' aunque la menos habitada. Me habían dicho que en lo alto de la isla había una estatua de un buda sentado con unas vistas estupendas de la ciudad, lo que no me dijeron es que había que llegar en tele-cabina. 

Unas cabinas tenían el suelo de cristal, pero mucho más caras que las normales,
así que nada de nada. 
Se pasa de un lado al otro de la isla,
en algunos tramos a una distancia considerable del suelo,
no da miedo, pero sí un poco de respeto
El famoso buda, yo juraría que vi uno exactamente igual en Japón,
lo mismo son gemelos...
Flequillazo, ¡que ganas tenía de quitármelo!
Bueno, lo que me habían vendido como una excursión para pasar el día entero se convirtió en un fiasco, nada de vistas a la ciudad y el resto de cosas que se puede hacer allí es comer una hamburguesa o beber un café en una de esas franquicias americanas, o comer algo tradicional de la región dentro de la estatua del buda, así que en menos de hora y media ya estaba yo subido otra vez en la cabina de vuelta al metro.

Antes de cruzar a la isla de Hong Kong me paré justo enfrente, para ver todos los edificios desde el otro lado de la bahía Victoria, hay que decir que me perdí un poco, pero al final llegué a sacar la foto más buscada. Aquí tienen un paseo de las estrellas como en L.A. con los actores chinos más famosos y claro aquí está uno de ellos:
'Be water my friend'
Como los buses de Londres, aunque aquí son tranvías,
se nota mucho que han sido colonia inglesa hasta hace poco
Después de la foto me fui de centros comerciales, poco más había por hacer, y entre tanta tienda de Gucci, Versace, etc no pude encontrar una tienda de deporte decente para comprarme unas simples chanclas. Con un poco más de tiempo, desde aquí se puede ir a Macao a pasar el día en ferry o incluso a China otra vez que el metro llega justo hasta la frontera. 

Con la tontería se hizo la hora de la cena, así que volví a la isla a comer algo y luego al hostal a hablar un ratico con mis compañeros de habitación alrededor de una cerveza...

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