lunes, 26 de noviembre de 2012

Día 41: Llegada a OZ

Mi primer día en Australia empezó muy temprano, y esto ya va siendo costumbre.  El avión llegó a las 7 de la mañana a Sydney y hasta las 2 de la tarde no podía registrarme en el hostal, así que hice un poco de tiempo en el aeropuerto, cogí el tren que hacía más paradas, etc. aún así estaba en el hostal a las 11. Convencí a la chica del hostal para poder dejar la maleta en consigna (4$) y me fui a patear la ciudad.

La primera sensación es que es una ciudad con un montón de gente joven, de todas partes del mundo que no están aquí sólo de visita. Como era el primer día no podía ir a otro sitio que no fuera la Ópera de Sydney, el emblema del país y creo yo que lo más fotografiado de todo el continente.

Gracias a que estaba lluvioso conseguí ver lo que hay al final del arco iris
En la misma zona del puerto está el jardín botánico y la casa del gobernador de Nueva Gales del Sur, los dos gratis, así que para allí me fui. La casa es como un castillo escocés con unas vistas privilegiadas a toda la bahía, mejor situación no se puede tener. 

La entrada principal de la residencia con el grupito
de niños con los que compartí la visita
Cuando terminé la visita me fui muy cerca de allí, al otro símbolo de la ciudad, al puente de la bahía. Como muchos habréis visto en 'españoles por el mundo', se puede subir a lo alto del puente para tener una panorámica perfecta de la ciudad, pero eran 3 horas y 150€ así que lo dejé para la próxima visita. También se puede cruzar andando al mismo nivel de los coches, y gratis, así que amig@s eso es lo que hice.
  
El puente de la bahía desde 'The Rocks'
Casualidades de la vida, justo debajo del puente
estaban entrevistando a Ronald McDonnals
No tengo claro lo que significaba esto
Curiosidades: Las dos banderas oficiales ondeando juntas,
la de la  Commonwealth  y la aborigen
Para terminar la tarde volví a la ópera a ver atardecer y ver como cambian de colar loa azulejos de la cúpula cuando el son va cayendo. El día no dio para más después de no haber dormido en el avión, así que para el hostal a registrarse, conocer a las compañeros de habitación y a dormir un poquito.

Esta es la entrada a la ópera, parece que no hay nadie.
Dentro, la gente haciendo cola para ver una ópera... ¡esto es cultura!

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