El vuelo hacia Hong Kong, mi próximo destino, salió muy temprano y lo único que me acuerdo es del desayuno que nos sirvieron, nunca, pero nunca pidáis desayuno chino cuando os den a elegir, es una especie de engrudo de arroz con unos pimientos asados y un huevo de esos verdes, un asco.
En teoría Hong Kong es parte de China, pero con su propia moneda, control de aduanas, leyes, etc. es un ser y no ser. Es como estar en China pero con mucha más libertad, me gusta. Ahh, curiosidad, los tres bancos nacionales del país imprimen sus propios dólares, así que hay tres versiones del mismo billete, todas válidas un poco lioso cuando no eres local y piensas que te están haciendo el timo de la estampita.
En este Gibraltar en versión China se nota que las cosas van muy bien, pero que les falta espacio, mucho espacio, si los edificios residenciales en China eran altos estos son mucho más y además enganchados en la falda de la montaña, todo está en altura, restaurantes con la entrada a pie de calle y el salón en el piso 14, cosas así.
Mi hostal estaba en el piso 7 de uno de esos edificios de la derecha, una aventura encontrarlo |
Que majestuoso, me imagino que el cuello lo tienes que tener perfecto, aunque no sé yo si los chinos tendrán una visión completa
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